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Desde Cirineo, trabajamos intensamente para generar pequeños cambios y mejoras en las esferas personales de los vecinos de un barrio.

Gracias a sus propios vecinos o ciudadanos que quieran ayudar a gente que habita en una determinada zona. Nuestro foco principal son las personas, acuñando particularmente el concepto de vecino. Que así de bonito define la RAE:

1. adj. Que habita con otros en un mismo pueblo, barrio o casa, en vivienda independiente. U. t. c. s.

2. adj. Que tiene casa y hogar en un pueblo, y contribuye a las cargas o repartimientos, aunque actualmente no viva en él. U. t. c. s.

3. adj. Que ha ganado los derechos propios de la vecindad en un pueblo por haber habitado en él durante el tiempo determinado por la ley. U. t. c. s.

4. adj. Cercano, próximo o inmediato en cualquier línea.

5. adj. Semejante, parecido o coincidente.

Cada acepción nos parece más cercana progresivamente, de la primera a la quinta, y es por eso que no queremos olvidar ninguna de ellas. 

Hoy nos gustaría acercaros un concepto que os va resultar super familiar, tan común como lo es tener un vecino. 

Somos el reflejo de las personas que nos rodean

Hace tiempo leí que somos el reflejo de las 5 personas con las que más nos relacionamos. Si lo pensamos detenidamente, ¿Cuántas serán las personas influenciadas por sus vecinos?.

Si lo llevamos a la infancia el asunto resulta cuanto menos cristalino. Tus vecinos son casi siempre tus primeros amigos, es habitual encontrar en el entorno cercano a tu vivienda, y más en zonas residenciales alguien que tenga la edad de tu pequeño, con quien pueda jugar y entretenerse.

Muchas veces estos lazos se forjan férreamente ente y perduran durante años, otro son más temporales o simplemente el transcurso de la vida y con ella la mudanzas hacen que estos se vayan desvaneciendo. En cambio siempre vendrán otros, hasta lo más solitarios que viven en aldeas perdidas de menos de 5 casas, tienen a alguien a quien denominan vecino. 

Tampoco suena raro las típicasa y multiples rencillas vecinales en los barrios y comunidades de de vecinos, y es que al fin y al cabo donde hay vida, hay conflicto. Y no necesariamente con una connotación negativa pero si como una realidad, como la vida misma, valga la redundancia. 

Pues bien, una vez clasificada esta relación humana tan particular y habitual, cabe decir que así para lo bueno y para lo malo. Es decir, esto es como un hermano, donde tu puedes criticarle pero nadie más puede hacerlo. Lo mismo pasa con los vecinos, que juntos son una autentica tribu. Si aun no lo sientes así, mira este ejemplo, cuantas veces hemos escuchado Mari, la del quinto está ingresada, y de repente un sentimiento de preocupación se desborda en nuestro interior. Que alguien de nuestro entorno se encuentre enfermo, por desgracia, es algo común y presente en nuestro día a día, pero de repente si esto le ocurre a nuestro vecino, quien no es nuestra familiar y a quien muchas veces consideremos como alguien lejano nos llegamos a preocupar y entristecer de forma aparentemente desproporcionada a la relación que tenemos con ellos. Pues bien, es que así es el carió y bondad humana, el mero hecho de conocer a alguien, convivir aunque se solo en las zonas comunes y sonreirle de lejos en el portal o el super hará que nuestra implicación emocional en sus debilidades sea mucho mayor de la que podamos imaginar.

Si abriésemos os de par en par las puertas de las casas de nuestros vecinos, y viniesemos las situaciones que se cuecen al otro la do de la pared, seguro que ante una vulnerabilidad solo nos saldría respaldarla pese a todo lo que pueda haber pasado, y es que esto son los VECINOS. Nunca dudes en ayudarles.