cirineo logo

Hola amigo,

Espero que te encuentres genial, y que hayas pasado una Semana Santa cerca de Jesús y ayudando con la cruz, como hizo Simón de Cirene, a todas esas personas que estan cerca tuya y lo hayan necesitado.

En el evangelio del Domingo de Ramos, Simón se colaba, y de una forma preciosa, ayudando. Esa ayuda que nos ha servido a nosotros de inspiración para crear este proyecto solidario, que poco a poco va creciendo y ayudando a más familias.

Estos días le he dado muchas vueltas a un pensamiento, y es que solo llegarás antes pero juntos más lejos. Tan real como la vida misma. De hecho me resulta complicado pensar en alguna circunstancia u ocasión que esto no sea así.

Nosotros tenemos muy claro que nuestro propósito no tiene sentido si no es en comunidad, para una comunidad. Puede ser, y seguramente que así sea, que los integrantes cambien, y ojalá que todas las personas a las que ayudamos también cambien porque eso significa que poco a poco algo avanza. Pese a todos los cambios y movimiento de las personas, lo que seguro que no cambiará será LA COMUNIDAD.

LA OXITOCINA QUE CAMBIA A LAS PERSONAS

Mariam Rojas, una de las grandes referencias en psiquiatría en España, lo dice continuamente en todas sus redes, somos oxitocina.

En este video Mariam Rojas explica como funciona nuestro cerebro y como cpnvertir el estres en forma de cortisol en oxitocina, la hormona de la felicidad.

“La oxitocina se genera, como explica, “en los abrazos, las caricias, una mirada compasiva, alguien que te quiere y te lo dice. Nos tenemos que nutrir y debemos segregarla porque: 1. potencia el sistema inmune, y ahora mismo lo necesitamos; 2. baja el cortisol, que se activa en los momentos de miedo y caos, de pandemia, cuando todo está en el aire y no se puede controlar. Cuando necesitamos controlar las cosas, una forma de recuperar el control es con la oxitocina y el abrazo es una forma de tenerlo”.

Pues bien, consideramos que es totalmente imposible generar la activación de esta hormona, la oxitocina, alejados de la comunidad humana, de un lugar donde uno se sienta acogido y puedan proliferar los abrazos y la miradas de amor.

Todos sabemos que hay momentos en los que, no es capricho, sino necesidad, el recibir palabras de aliento del que tenemos frente a nosotros. Saber que no estamos solos en la que sea nuestra lucha diaria, es algo que impulsa a seguir. Escuchar otras experiencias y tomar como referencia a otras personas que ya han recorrido el camino que actualmente transmitimos, es muy valioso y útil. Si esto es una necesidad casi vital en el «primer mundo», ¿por qué no ser solidarios con el prójimo? Y dar esa solidaridad en forma de abrazos, y amor, pero también tendiendo una mano al que mas lo necesita, no mirando hacia otro lado, sintiéndonos parte del sufrimiento de muchos y formando parte activa del bienestar que esta en nuestra mano brindar.

Actualmente, en este mundo globalizado, es muy común sentirse solo. Y no solos porque no estemos en un entorno social, de hecho estamos en una era donde la sociabilidad prima, todos tenemos planes, y conocidos, y ambientes que nos invitan al ocio. Más que estar solos, nos sentimos solos, porque en ocasiones ese frenético ritmo que llevamos solo nos da más vacío.

Es tanta la cantidad de información que recibimos que nuestro cerebro no está preparado para gestionarla. Y seguimos preocupados en cómo hacer nuestra toda esa información. Tener el último modelo de algo que nos encante, ir al último sitio de moda o vivir la experiencia única que esté a la orden del día. Así, todo esto suena atractivo a la par que enriquecedor, ¿por qué no vivirlo? ¿Qué tiene de malo? Desde nuestro punto de vista, no tiene nada de malo. Simplemente, que puede que ese frenéis de vivir más, y abarcar más y más, nos aleje de lo que tenemos al lado, de ese abrazo y de esa mirada. Como dice el refranero: “Quien mucho abarca, poco aprieta”.

Si bien esa puede ser la vida de muchos de nosotros, hay otras personas que, sin embargo, ni se plantean estar a la última o hacer un viaje; su único afán es poder comer y sacar adelante a los suyos. Muchas veces es tal la presión de cubrir estas necesidades, que queda en el aire cubrir otras igual o más importantes. 

En Cirineo V queremos que sientas lo gratificante de ayudar

Y claro, nos preguntamos ¿Por qué no resolver este doble problema haciendo una comunidad?. ¡En Cirineo V queremos crearla! ¡Queremos oxitocina a doquier! Que la gente pueda experimentar lo bonito que es el encuentro de dos almas que se ayudan, que se abrazan y comparten el camino en la vida. Que cuando digas “Soy Cirineo”, sepas que hay otra persona detrás igual de feliz de decir que tu eres un cirineo; que cuando ayudes, pongas caras; que cuando seas ayudado, puedas agradecer… en definitiva, que seamos LA COMUNIDAD.